Dentro de poco recibiremos (lo digo por la calor) un nuevo verano ¿será como el caluroso del 2016? No sé, pero lo que sí es verdad, ya sea producto de las comodidades que tenemos, del cambio climático, del exceso de gases al exterior, de lo que sea, cada vez lo aguanto peor y es verdad que produce insomnio, por lo menos a mí en algunas ocasiones.
La llegada del mes de mayo implica entrar en la temporada alta de Primeras Comuniones. En 1964, fecha a la que corresponde la fotografía, la Primera Comunión era uno de los acontecimientos más felices para una familia española.
Aunque no estemos en fechas previas a la Cuaresma (que acabamos de celebrar un año más) y por ende, tampoco carnavalescas, ya he escrito en alguna que otra ocasión, que todo es cíclico y en Écija, no podía ser menos. Así ha ocurrido con el carnaval, pues sabemos por nuestros antepasados, que era una fiesta de bastante arraigo y celebración en nuestra Ciudad, unos años con mayor esplendor y otros con menos, pero en definitiva, se celebraba y así lo vamos a recordar por una crónica encontrada en La Voz del día 15 de febrero de 1923, que dice así:
Los domingos de primavera han sido tradicionalmente días de Primeras Comuniones, y en los años sesenta del siglo XX también; pero la diferencia entre las celebraciones de aquellos años y las de ahora son notables.
Inicio este capítulo con noticias culturales y deportivas que aparecen en el diario La Voz del día 20 de Septiembre de 1928, recogidas por el corresponsal del mismo en Écija y que dice así: “Noticias de Écija: teatros, cine, fútbol, concurso de bandas. LA VOZ en Écija. “La del soto del parral”. Con el estreno de esta bonita zarzuela de Soutullo y Vert, ha hecho su debut en el Salón España la compañía lírica Montesinos, entre cuyo elenco artística figura el joven y admirable barítono Manuel Llamas. La compañía que viene muy mejorada de su última actuación, ha gustado extraordinariamente, sobre todo el barítono señor Llamas –una buena adquisición de Montesinos-, que supo matizar los cantables, sencillamente admirable.
Uno de los periódicos de aquella época, que más noticias recogían y publicaba relacionadas con Écija, era el diario La Voz de Córdoba, quizás por tener a un corresponsal en nuestra ciudad junto a la cercanía de esta con la capital cordobesa. Este capítulo, irá dedicado, por entero a varias noticias, de toda índole, relacionadas con nuestra hermosa Écija, durante la década de 1920-1930, comenzando por una publicada el 18 de Septiembre de 1924, que dice así:
La afición a las competiciones de peleas o riñas de dos gallos de un mismo género o raza de aves denominada "aves finas de combate" propiciados por el ser humano para su disfrute y apuestas tenía en Écija un buen número de criadores y aficionados. Fueron múltiples las competiciones cuyas tradicionales peleas dieron origen a que se desplazaran a nuestra ciudad muchos aficionados de la región andaluza.
La parroquia de Santa Bárbara es la más antigua de la ciudad, pues a ella fue trasladada la silla astigitana cuando la invasión agarena. Su archivo comenzó en 1513, aunque se sabe que ya por 1411 tenía un reloj, propiedad del Ayuntamiento, cuya campana vaciada por Antonio López, se tocaba cuando los criminales eran ajusticiados en la plaza mayor. El templo comenzó a reedificarse a principios del siglo XIX.
Para este capítulo primaveral del mes de Abril astigitano (con una Semana Santa espléndida), elijo un precioso artículo dedicado al que fuese gran poeta y escritor ecijano Benito Mas y Prat, de quien ya he aportado otros anteriormente, pero fue tanta su fama y categoría literaria, que mereció varios elogios escritos en las revistas y periódicos del siglo pasado. Este, que a continuación transcribo, apareció en La Esfera del día 29 de Marzo de 1930 y dice así:
Inmediatamente después de constituirse la Junta Gestora de la Hermandad del Cristo de la Expiración, ésta comenzó a recaudar fondos con el fin de hacer un nuevo "paso" para el Cristo ya que los tres históricos “pasos”·, entre ellos, una rica peana del siglo XVIII, se encontraban en estado lamentable de conservación. Éstos habían estado guardados en unas dependencias ruinosas, del patio que da a la calle Coronado, donde la lluvia y la dejadez dañaron notablemente todo el rico patrimonio artístico de la Cofradía.